TANGO

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PALABRAS DEL CORAZÓN Dos citas: 1ª Cuando el “polaco” Goyeneche fue preguntado sobre la música de Astor Piazzola, le dijo al periodista: “¿Sabe una cosa?, yo creo que fue Dios, que lo trajo al mundo para desasnar orejas de burro”. 2ª Dice Tomás Eloy Martínez en su novela “El cantor de tango”: “En el tango, la belleza de la voz importa tanto como la manera en que se canta, el espacio entre las sílabas, la intención que envuelve cada frase. Ya habrás notado que un cantor de tango es, ante todo, un actor. No un actor cualquiera, sino alguien en quien el oyente reconoce sus propios sentimientos….. Si el cantor fuera Javier Bardem o Al Pacino con la voz de Pavarotti, no soportarías ni una estrofa. Ya viste cómo Gardel triunfa con su voz bien educada pero arrabalera allí donde fracasa Plácido Domingo, que podría haber sido su maestro pero que al cantar Rechiflao en mi tristeza sigue siendo el Alfredo de La Traviata…” ¿Por qué traigo a colación estas citas y no otras?. Debo confesar que no lo sé, simplemente me han parecido adecuadas para ilustrar lo que con esta exposición se quiere poner de manifiesto: que el tango es vida y no sólo una pose estética trasnochada. Y debo confesar también que con esta muestra no hemos querido hacer ningún ejercicio de erudición ni de virtuosismo, sino abrir una puerta, una pequeña puerta, para que quienes estén dispuestos a ello penetren en un mundo, no por lleno de tópicos menos emocionante. Con sencillez, sin las pretensiones de otros trabajos colectivos que precedieron a este, con menos autores, con menos obras, con los elementos justos para explorar –y ojalá hayamos descubierto algo-, el lado oscuro del corazón. Ese lugar donde la tristeza y el fracaso se subliman y pasan a ser otra cosa, una luz entre tanta tiniebla, una actitud, el arte hecho palabra, música, movimiento… Tango. Si os encontráis con un Ángel (Cuesta), preguntadle. J. A.



REGRESO Son macanas, eso de decir que los hombres no lloran ¿Quién fue el boludo que dijo eso?. Seguro que no pasó por lo que yo he pasao. Qué sabio sos, Cátulo, viejo. Cuánta razón tenés cuando decís que la vida es una herida absurda, donde no suenan ya ni bandoneones. Aquí me ves, de vuelta al barrio, recorriendo las calles del arrabal como perro apaleado, huyendo de la luz de los faroles para no encontrarme con los amigos de entonces, por no saber qué decir. Yo, que prometía malanfiarme el mundo y regreso, como quien dice, con el rabo entre las piernas. ¡Qué sonseras!. No sé lo que me pasa. He vuelto, como pregona aquel tango que tantas noches de farra cantamos juntos, con la frente marchita, con las nieves del tiempo helándome el cuerpo y el alma. Vos querés hacerte el canchero, como que conocés todo de mí, pero no tenés ni idea. Nadie la tiene. Mirá, compadre, yo la felicidad siempre la contemplé de afuera. Me quedé chato de pegar la nariz al escaparate. Mi casa está a tres cuadras de aquí. De ella vengo precisamente. Tuve que salir porque las paredes se me venían encima y los viejos fantasmas no me dejaban en paz. Lo primero que hice fue mirarme al espejo y desde el espejo me devolví la mirada, ¡qué chabón sos! -me dije-, ¡peinando canas y no terminaste de crecer!. Los discos de Gardel, de Troilo, de Goyeneche, de Discépolo, allí seguían, después de tantos años, esparcidos y rotos por el suelo, al pie de la gramola. Nadie se había molestado en recogerlos y almacenaban polvo y abandono. Como toda la casa desde que faltó la vieja. No he podido soportarlo y he salido rajao, de estampida y de rabia. Tenía que haber arrojado la llave al fango de la vereda cuando partí hacia ninguna parte. Quizás sobraba que alguna vez volvería, cansao de chapaliar por lo malevo. Que el mundo fue y será una tontería, ya lo sé pero tenía que conocerlo por mi mismo y vaya si lo conocí. Y lo pagué. Uno busca lleno de esperanza el camino que los sueños prometieron y termina en una rúa sin salida. Pero perdoname. No sé para qué te cuento más fatigas ¿te acordás del bulín de la calle Ayacucho?. Allí alguien cantaba: si las copas traen consuelo, aquí estoy con mi desvelo, para ahogarlas de una vez. Y te juro que lo intenté. Bebía y bebía, pero cuando despertaba de la curda seguían allí, como perros fieros mordiéndome el corazón. Promesas vanas de un amor que se escaparon con el viento. Después ¿qué importa el después?. Toda mi vida es el ayer que me detiene en el pasado. Eso es lo que ha sido y lo que es mi vida desde que salí del sórdido barrial buscando el cielo y lo encontré


nublado y oscuro. No digás nada, viejo amigo. ¡A qué te vengo con estas macanas! Perdoname, pero con alguien me tenía que desahogar y ya lo hice. No pasa nada. Si he pasao las que he pasao, quiero servir de advertencia. No platiquemos más y brindemos, como en los viejos tiempos. Brindemos por el futuro aunque, como tantas cosas, ya no me pertenezca. Que le aproveche a la mina percanta que se lo llevó como ladrona furtiva. Ni lo quiero ni lo necesito porque a estas alturas de la milonga que es mi vida, me basta con uno de tus tangos y una copa de ron. Nada más necesito, Cátulo, amigo. Sólo eso y tu conversación. El resto lo di por perdido entre la oscuridad del arrabal. JULIÁN ALONSO __________________________________ 1. Locura, mentira, estupidez 2. Gilipollas. Usado como vocativo, a veces tiene una paradójica connotación cariñosa o de camaradería 3. Cátulo Castillo, letrista del tango “La última curda” 4. Comerme 5. Tonterías 6. Del tango “Volver” 7. Del tango “Volver” 8. Conocedor 9. Estúpido, bobo 10. Madre 11. Huyendo 12. Sabía 13. Caminar 14. Por malos ambientes 15. Verso del tango “Cambalache”, de Enrique Santos Discépolo 16 Versos del tango “Uno”, de Enrique Santos Discépolo 17.calle 18. Versos del tango “Nostalgias” de Enrique Cadícamo 19. Borrachera 20. Versos del tango “Naranjo en flor” de 21. Del tango “El choclo” de Enrique Santos Discépolo. 22. Tonterías 23. De las “Coplas del payador perseguido” de Atahualpa Yupanqui 24. Hablemos 25. Mujer 26. Amante 27. Historia


Ángel Cuesta “Tenés razón”


Ángel Cuesta “Buenos Aires tango”


EL FANTASMA DEL CINE PROYECCIONES

Echo de menos el sabor de la absenta. La doble sensación de sentir frío y calor a la vez en el estómago, como a veces ocurre cuando se baila abrazado a otro cuerpo, inalcanzable y familiar, temido y deseado. También se puede amar y perder, y añorar para siempre lo que nunca se ha tenido. Quién dijo que los fantasmas no sienten. Aquí, donde yo vivo, o muero, o las dos cosas simultáneamente, sólo se perciben el polvo acumulado durante años, la oscuridad, el abandono, el misterio de este cine impenetrable, de este lugar que ya muy pocos recuerdan, igual que el sabor de la absenta, igual que el sabor agridulce de los recuerdos. Nadie se acostumbra a vivir. Este lugar es una caja negra, como las que llevan a bordo los aviones, y guarda las últimas conversaciones, las voces, los testimonios de lo que ha sucedido. Este lugar es un mapa vacío y yo estoy dentro. Pero también están dentro los que viven fuera, los que pasan por delante de la verja cegada con madera en los soportales y evitan detenerse ante la podredumbre presentida de este lugar. Hay países que lloran. Lloran las ciudades y los volcanes. Lloran los pintores y las catedrales. Lloran los colegios y los arsenales, los automóviles y los ángeles. Eso es lo que me cuentan las ratas cuando vuelven del exterior. Las ratas que viven conmigo, y que también lloran inconsolablemente cuando regresan de esos países en lágrimas. Sueñan con transatlánticos errantes en alta mar, con trenes que nunca llegarán a su destino. Eso cuchichean entre ellas pensando que yo no las escucho. Eso sueñan las ratas que yo sueño. Dicen que por eso no me acostumbro a desaparecer del todo, porque soy como esas bandadas de pájaros lejanos que permanecen sobrevolando los buques perdidos en la niebla y que, a fuerza de esperar a que ocurra algo, ya no saben regresar. La primera vez que quise salir de aquí, regresé a mi antiguo trabajo y perdí el alma, y me odié de nuevo. La segunda, fui uno más entre la multitud que corría aterrorizada hasta que alguien me disparó una bala de sombra en la cabeza. La tercera vez recordé el amor. En ningún lugar pude permanecer. Ser fantasma es estar siempre en fuga, es ser capaz de desdoblarse.


Perder el norte, perder el tiempo, perder la oportunidad y el sentido. Perder la vida y la razón, la calma y la paciencia. Perder la confianza, perder las llaves, perder las apuestas y el camino. Perder el habla y la vergüenza, el campeonato y la batalla. Perder la perspectiva, perder el humor, perder la camisa y la partida. Perder la ilusión y el control, perder la brújula y las maletas. Perder la inocencia, perder el turno, perder la salud y las ganas. Perder hasta los imperdibles. Los fantasmas somos seres perdidos, los más perdidos de todos. Sé que hay tuberías que comunican este lugar con todos los cines abandonados de la tierra. Túneles que se comunican entre sí y conducen a otros sitios, a otros laberintos, donde viven otros fantasmas como yo que también recuerdan, como dicen que solamente los tangos tristes son capaces de recordar.

JESÚS APARICIO


Acacio Puig “Apuesto el corazón”


Acacio Puig “Es un soplo la vida”


DOLORES, “LA MINÓN” Cuesta trabajo imaginarlo ¿no es cierto? , convertida por obra y gracia de los años y las destilerías en un bagayo que sube torpemente la caye, alzando su frente marchita. ¡Quién la viera, compadre, ayá en aquel 2 boliche apestoso cerca del río…! Una potra como era eya en aquel entonces, poniendo el alma entre el 3 humo y el licor aguado en melancólicos tangos y dramáticas coplas españolas para un puñao de caferatas 4 mamados, esperando que entrara por la puerta, cualquier día de aquellos, un bacán que la sacase de ayí y 5 le comprara briyos y la lanzara al estreyato. Y no sería por falta de planta y de voz, no la rasposa que gasta ahora. “La Minón” le decían, aunque su nombre es Dolores, porque verdaderamente era una mina espectacular, una leona. Pero el tipo no yegaba y Lola, “la Minón”, languidecía en aquel antro sin perder la esperanza. 6 Soñadora fue siempre, de piba era petisa y nadie pensó nunca que de aqueya gayeguita flacucha resultara semejante hembra, pero eya se veía cantando en los mejores teatros del país y del mundo entero. Los dueños del boliche la recogieron, un poco por pena y un poco por tener alguien que fregara el suelo e hiciese los recados, cuando a los seis años quedó huérfana en un accidente de colectivo. Canturreando las melodías que pasaban en la radio, mientras restregaba de rodiyas la tarima, se le fue borrando el recuerdo de los papás, pues ni para retratos hubo, y en su mente de niña, a fuerza de mirarlos embelesada en los mugrientos carteles que presidían la barra y a fuerza de escuchar historias de parroquianos 7 macaneadores y radionovelas, se fijó la idea de que era hija nada más y nada menos que de Don Carlos Gardel y de Doña Concha Piquer, de cuando coincidieron en París para rodar sus películas, pero que semejante escándalo no podía de ningún modo saberse y que, por eso, la abandonaron en aquel lugar, hasta que su voz la delatase como quien verdaderamente era. Así la pobre Lolita aprendió todo cuanto 8 pudo del repertorio de sus “viejitos” y a los doce años promocionó de fregona a copera y de Lolita a “la Minón”. Un día cualquiera, se dejó caer por el local un marinero de ojos verdes, alto y rubio como la cerveza y eya se


quedó ensartada en la flecha que atravesaba el corazón tatuado en su pecho. Veinte años después, ahí tenés, volver ha vuelto Dolores, en tierra extraña quedó “la Minón”. SARA TOVAR 1.

bagayo: bulto, paquete, envoltorio; conjunto de objetos robados o contrabandeados; mujer fea; carga pesada y molesta

2.

boliche: discoteca; bar.

3.

caferata: café; bar; parroquiano de un café.

4.

bacán: persona adinerada y que se da muy buena vida, elegante; objeto de calidad, lujoso; o persona que simula tener dinero.

5.

briyo: anillo de valor; diamante; brillante.

6.

petiso/a: chico/chica de baja estatura.

7.

macaneador: mentiroso, charlatán, persona irresponsable.

8.

copera: mujer que atiende en los bares nocturnos, cobrando comisión por el consumo de los clientes.

1-8 Fuente: www.flakozitas.com.ar/paises/jergas/jerargentina.htm


Félix de la Vega “La misma cantinela”


Félix de la Vega “Lentazo a la bacana”


TANGO TÓPICO EN PROSA La miró. Tremendamente hermosa y esquinada, la mujer devolvió al forastero el carbón de sus ojos, de medio lado sí, y se dejó llevar por el tipo elegante que sabía aferrarle la cintura y tirar de sus piernas en giros imposibles. Se murió de las ganas y entendió en un instante que no podría huir sin arrojarse de cabeza al tango. Aunque fuera un patoso, tuviera un par de orejas enfrentadas y unas manos ineptas para las apropiaciones indebidas. El tango era el abismo, el latido en las sienes, el proceloso mar de vaivenes exactos, el brillo de la piel y la gomina, la carnal ofensiva de las almas, las sangres imperiosas, el ardor del enlace y la locura procaz y calculada. Por eso sus pasiones saltaron a la mesa, donde moría el hielo de la tarde en las copas, y, de allí, impetuosas, se lanzaron al ruedo de la pista, se abrieron paso a torpes manotazos y fueron derribando las sillas hasta enfadar al mundo en dos segundos. Debió haber pronunciado la sentencia adecuada -los que van a morir, te saludan- pero ni una sola palabra brotó de sus entrañas, ciego, absorto, perdido y obstinado en romper la armonía y estropear el juego de las cuatro parejas que bailaban ajenas al berrinche, a la inmoderación del turista más necio de aquel día. Sin encomendarse a santos o a demonios, sin control, sin aliento, sin poder evitarlo y sin miedo al fracaso, salvó de dos zancadas el ardoroso abismo y, con todo el local pendiente de su sino, arrebató a aquel hombre la flor de su solapa, sorteó el último embate de las olas, se enfrentó al tipo duro y se llevó a la dama, corriendo calle abajo, loco, feliz, tenaz y enamorado. Del baile, del sonido, del enredo, del Plata, de cines y catálogos, de postales, de discos y de ensueños. Ella se resistía y le frenaba, pero él tiraba de su mano, bordeaba la plaza y los jardines, sudaba, jadeaba y sonreía como esos seres misteriosos que están en posesión de algún secreto. Al borde del infarto, la abrazó enfebrecido y suave, quedamente, le susurró una frase que casi, casi, sonó como un disparo: quiero bailar un tango. Y sonó Caminito y cambiaron las luces, se volvió noche el día, brillaron las estrellas, se callaron los autos, el pantalón vaquero se hizo negro pitillo, un pañuelo canalla le nació de la nuca y acarició la espalda más suave de los tiempos mientras todo giraba hasta ocupar su sitio. Bailó, bailó y bailó veinte o treinta segundos que fueron un suspiro y una vida, un universo entero de placeres y cuando, victorioso, sonreía, por encima del cielo y de la tierra, sintió la bala en el costado. Miró hacia atrás, cayó redondo, lanzó un beso a la bella desde el suelo y fue feliz y desdichado. CARMEN CENTENO


Fernando Palacios “Serie tango II”


Fernando Palacios “Serie tango III”


Tamgo Tan gorri贸n tan golondrina Tan g贸ndola tan goleta Tan gorjeo tan gorgoteo Tan gomina tan golosina Tan golosamente tan gozosamente Tan gorgorito tan gongorino Tan g贸tico tan goliardo tan gol tan golfo Tan golpeado tan golpetazo Tan gong tan tam tam tango MANUEL BORES


Luis Rodríguez “Tango”


Luis Rodríguez “Tango de los colores”


NO LLORÉS MÁS Quién iba a decir que vos, que siempre andabas riendo, acabarías perdiendo lo que quisiste ganar; quién iba decirle a vos, siempre alegre y jaranero, que por culpa de un “te quiero” te pondrías a llorar. Mirá, no vale la pena pasar por esa amargura, que el tiempo todo lo cura y ha de volver la alegría. Mirá, no sirve de nada pasarse la noche en vela, porque el ave que se vuela acaso regrese un día. Y mientras vuelve, en la espera, juntate con los amigos, salid, como fugitivos, a la farra y al sarao.


Y, mientras ella regresa, disfrutá bien de la vida y decile a la querida: “que me quiten lo bailao”. Julián Alonso


Amando Cuellas “Con el alma aferrada”


Amando Cuellas “Salgamos a volar”


SOS EL ELEGIDO Era la piba más linda de toda la Facultad, la que andaba sin piedad paseando su belleza, la que traía de cabeza a la clase de tercero ¿por qué caso milagrero posó sus ojos en mí? Poco valgo, ya lo sé, y entonces nada valía, todas las calles corría solitario y sin pareja, ya lo decía mi vieja: “te vas a quedar soltero” ¿por qué caso milagrero posó sus ojos en mí? Pero una tarde de invierno en que el sol no calentaba, la mina se me acercaba y me decía al oído: “vos vas a ser mi marido”. Yo, me pregunté certero: ¿por qué caso milagrero posó sus ojos en mí? Ya no supe qué decirle, ni supe qué contestar, sólo me faltó llorar de lo feliz que me hizo y no salí de su hechizo,


que era un puñal traicionero, ¿por qué caso milagrero posó sus ojos en mí? Nos casamos y no digo que no me hiciera feliz, nunca le noté un desliz ni una mala compostura, por eso es más la amargura y a los hechos me refier: ¿por qué caso milagrero posó sus ojos en mí? Lo cierto es que aquella tarde, al volver de la oficina, no estaba en casa la mina. Sólo una nota dejó: “Sos la concha que parió y por eso ya no os quiero. ¿Por qué caso milagrero posó sus ojos en mí? Julián Alonso


Adolfo Revuelta “Riachuelo en sombras bañao”


Adolfo Revuelta “Riachuelo en sombras bañao”


NADIE VA A PREGUNTAR En las noches de tango y borrachera, el corazón perdido en la penumbra, ni la luz cegadora nos alumbra, ni el olvido adormece nuestra espera. Es milonga la vida, amigo mío, es milonga que no querés cantar, cuando todo te obliga a claudicar y se hundieron los puentes de tu río. Pero inútil intento resistirse. Si no sabés nadar contra corriente, no esperés una ayuda de la gente. Vos querrás que se queden, ellos irse, que a un perdedor ninguno le consuela ni nadie para junto al fracasado. Nadie va a preguntar lo que ha pasado, con el perdido amor que su alma anhela. Julián Alonso (Música de María Toledo)


TENÉS RAZÓN Tenés razón cuando decís que todo es un nefasto sueño del que no despertamos. De nada sirve ya, no hay ningún modo, de volver a ser dueño de lo que un día amamos. Y si buscás consuelo en la bebida no servirá de nada agarrarte una curda porque en tu pecho la tristeza anida y en él está aferrada una mentira burda. Julián Alonso


Rosa Alonso “Tango 2”


Rosa Alonso “Tango 1”


POR NO LLORAR Hoy bebo por no llorar y lucho contra el olvido. Nadie sabe lo que he sido. Sólo me ven bandear Busco en la curda salvarme aturdido y olvidado. Vos sabés la que he pasado Y no querés ayudarme. Olvidate de que existo, de que una vez fuiste mía, de que paso noche y día en este visto y no visto y, si acaso preguntás que es lo que está sucediendo, sabé que me estoy muriendo despacio, por sufrir más Y si oís un bandoneón en un boliche llorando, es porque me vio penando al lado del malecón. Y si mirás a la luna que entre las nubes se esconde, preguntá a ver si responde y da noticias de mi. Ella os dirá que me fui, pues sabe como ninguna de la pena inoportuna que me hizo acabar así. Julián Alonso


VUELVO AL BARRIO Vuelvo al barrio después de tantos años en busca de un recuerdo que se ha ido. El portal, casi a oscuras, me recibe como el que encuentra a un náufrago perdido. Ya sé que todo cambia con los años, que nada será igual, nada lo mismo, en el cuartito ya no está la vieja a la que tanto herí con mi cinismo. ¡Si pudiera pedir perdón ahora, si no fuera ya tarde para hacerlo! Ahora reconozco mis errores pero entonces no pude comprenderlo. Mal hijo fui y no puedo negarlo: era testigo, de mi madre el llanto. He vuelto arrepentido, pero tarde. Antes debí venir, ¡lo siento tanto! Madrecita querida que en las malas estuviste conmigo sin quejarte. Marchaste para siempre, sola y triste, y yo por siempre voy a recordarte. Julián Alonso


Rubén del Valle “Adiós muchachos”


Rubén del Valle “Temblor de bandoneón”



Rubén del Valle “Cárcel de sueño”


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